A Propósito de la Ambivalencia. El Cisne Negro.

 

 

 

“Tuve un sueño muy raro anoche, sobre una chica que se convertía en cisne, pero su príncipe se enamoraba de la chica equivocada, así que se suicidó…”. La frase inicial del tráiler de la película ya nos prepara como espectadores para saber que no va a ser un trago fácil, pero las películas de Aronofsky, director de la misma,  nunca lo son.

Nina se enfrenta al gran reto de su carrera, interpretar el papel protagonista para la compañía de ballet donde trabaja.  Representará a la Reina Cisne en la obra El Lago de los Cisnes. Para ello debe dar vida al cisne blanco y al cisne negro, representados por una misma persona, ella misma. Es ahí donde empiezan los problemas, pues en su vida real, hasta ahora solo ha sido cisne blanco y la interpretación de este papel  le va a hacer encontrarse con su cisne negro,  que tan reprimido tenía.

Ella es cisne blanco en cuanto a pureza, virginidad y  candidez. Es  la “dulce niña” que su madre quiere que sea y que ella es para su madre. Sin embargo su cisne negro es desconocido para ella misma. Este representa lo pulsional, es pulsión de vida (referida a sexualidad) y pulsión de muerte (referida a agresividad). Ambos impulsos están ocultos en la vida de Nina mediante el control. Control del peso, de cada paso de baile, de cada zapatilla de bailarina que calza, de cada gesto, y de un lo siento ante cualquier contrariedad que se le presente.  Por ello cuando agresividad y sexualidad salen a la luz solo pueden hacerlo de una manera descontrolada, como si no fueran parte de ella.

La interpretación de la Reina Cisne la obliga a conjugar ambos papeles. Pero cisne blanco y cisne negro se niegan a convivir, no reconocen la existencia del otro. El cisne negro aparece  primero proyectado en otras personas, más tarde incluso alucinado en un alterego. Nina es incapaz de reconocer tales sentimientos en su persona. A medida que va descubriendo que es ella misma la dueña de tales emociones,  el cisne negro cobra vida en su persona, de un modo alucinatorio, y la única manera de aceptarlo como parte propia es dando muerte al cisne blanco, es decir, dándose muerte a ella misma.  De este modo ha conseguido su interpretación más brillante, “perfecta”,  una ejecución técnica impecable cargada a su vez de sentimientos, de los que tanto se había protegido.

Lo que a mi parecer es más interesante,  y  una posible lectura que ofrece la película,  es entender la dificultad de Nina para interpretar al cisne negro, desde  la relación existente entre la protagonista y su madre, cargada de una ambivalencia que no es expresada abiertamente.

Es una madre que no pudo realizar su sueño de ser bailarina precisamente por la maternidad de Nina, y que ha convertido a su hija en lo que ella no pudo ser.  La ambivalencia que Nina descubre al interpretar su personaje, está presente en la madre, que a pesar de alimentar en la hija el deseo de ser bailarina, no puede soportar que consiga el papel protagonista y ocupe su lugar.  Protege tanto a su “pequeña” que no la deja crecer ni separarse de ella. Toda expresión hostil o de rechazo es prohibida en esa relación. También cualquier expresión de deseo diferente a la de ser bailarina. Así Nina vive atrapada en su propio cuerpo, ni siquiera su habitación le sirve de refugio, ya que las puertas de la casa están siempre abiertas. El comportamiento de Nina siempre está bajo la mirada de la madre, convirtiéndose en un objeto persecutorio.

¿No es acaso la madre de Nina un cisne negro disfrazado de cisne blanco? La hostilidad de la madre hacia la hija se encuentra reprimida, pero se le escapa por momentos. La vemos en algunas de sus reacciones, como cuando Nina se niega a comer una enorme tarta que su madre le regala cuando sabe que hará el papel protagonista, tarta que la madre bien sabe que su hija no podrá comer; también en esos retratos inquietantes que pinta de manera compulsiva, que reflejan odio y angustia.

Nina está pues atrapada, condenada a la repetición de actuar lo que su madre quiso ser: una bailarina perfecta con un papel protagonista. Tiene dos papeles para interpretar,  pero son indisolubles. Puede ser la princesa que sigue los pasos de su madre, y que como ésta  reprime deseos hostiles y sexuales; o dar rienda suelta a sus propios deseos, siendo la mujer que seduce y es capaz de agredir, incluso a su madre. Movida por este segundo deseo, pero incapaz de representárselo, solo puede actuarlo.  Matando al cisne blanco Nina está poniendo distancia entre ella y su madre, y dando salida a toda la vida pulsional,  pero el precio que paga es muy alto,  su propia vida.
No podemos decir que el director no nos hubiese avisado.